El día sábado 10 de octubre el gobierno federal ha decidido avanzar en la embestida frontal por la privatización de la energía eléctrica por medio de la liquidación de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y con esto se ha dirigido en colisión directa en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Para los trabajadores de este sindicato y de los de todo México está de por medio no solo la defensa de la fuente de trabajo de nuestros compañeros electricistas y la consecuente lucha contra la privatización de los energéticos, sino también el llamado a la acción para detener la desaparición de uno de los sindicatos más combativos y comprometidos con la clase trabajadora en la historia de nuestro país. Un dique de clase que siempre ha contenido buena parte de las intentonas fascistas por parte de la burguesía en nuestro país.
Por eso en estos momentos no hay más, y no hay mañana: debemos hacer el más firme y enérgico llamado a la unidad en la acción en torno a LyFC y el SME. Todos sabemos la difícil contradicción en que la necedad, mediocridad, ambición, y obcecación de los “dirigentes” y sus grupos de interés sumieron al sindicato en los últimos meses, provocando con esto en una de sus más graves crisis, crisis que sin embargo es parte de un proceso que se desarrollo durante años y que en buena parte esta fundamentado en el deseo por parte del gobierno de desparecer a la empresa. Las consecuencias están ahora a la vista, y de manera seria nos deben hacer entender que este no es un llamado en torno a cual o tal grupo, y mucho menos a tal o cual líder, para que nos venga a sacar del difícil problema al que nos enfrentamos (después de todo, ellos y su conducta fueron parte del problema). La lucha que se avecina, más que de “planillas” y “demagogias” requiere de la unidad y la organización de cada uno de los trabajadores democráticos y honestos en torno a los principios y tradiciones de lucha que nos ha legado el Sindicato Mexicano de Electricistas. Esta es una lucha también de principios. Por el momento la lucha gremial queda momentáneamente rebasada y la exigencia democratizadora al interior del SME tendrá que ir de la mano de la lucha por la defensa de la fuente de trabajo.
Es sabido, el panorama luce arduo y difícil, pero no imposible. Debemos recordar que la tan anunciada “Huelga General” es una de las mayores armas que tenemos los trabajadores para contraatacar los ataques de la patronal y el estado. “Bajar el switch” no es solo una consigna de agitación sino una autentica arenga en torno a una preparación política y organizativa para de una vez por todas mostrar la fuerza que tienen los trabajadores de uno de los principales sectores de producción de energía. Solo cabe recordad que si el SME lo decide, puede paralizar puntos neurálgicos de la economía. En una lucha de estas características, el gobierno de Calderón puede ser sometido a una presión más allá de su imaginación. Es más, este ataque a los trabajadores puede ser el inicio de un cambio definitivo en la correlación de fuerzas de clase en México y hacer pasar al movimiento social de la defensiva a una ofensiva contundente.
Es el momento de hacer un llamado combativo y de clase a todas las organizaciones fraternas democráticas y combativas del país para afrontar esta agresión que no es solo al SME, sino a todos los trabajadores del campo y la ciudad. Si el SME es derrotado, nos espera una larga y negra noche a todo el movimiento social. Ahí están los aliados y los referentes de clase: la CNTE, la APPO, Atenco, el FSM, la CND, etc. Y en general todos aquellos movimientos que desde sus trincheras han resistido al estado en los últimos años, y a los cuales el SME ha apoyado gracias a la conciencia de sus trabajadores de base. A esta lucha, el SME NO PUEDE NI DEBE IR SOLO, sino de la mano con el pueblo organizado. Por esto también los compañeros de base deben dimensionar de manera correcta la magnitud del ataque, ya que no faltará quien diga que los métodos de los trabajadores deben ser dilatantes y de contención (baste ver algunas de las joyas que en forma de volantes, periódicos y panfletos, se reparten y que a veces no son más que meras apologías de reformismo y oportunismo). Existe la posibilidad, de que esta lucha culmine con la caída del gobierno de Calderón. Ahí estriba su magnitud y la de sus perspectivas y tareas.
Ante lo que se avecina seria bueno recordar, que las asambleas en los centros de trabajo y las colonias y comunidades donde se presta el servicio serán fundamentales. Este movimiento definitivamente requiere un amplio impulso de base, que coordine y dirija el rumbo del proceso venidero. No olvidemos que más que la unidad en el discurso de dirigentes y/o membretes, deben construirse reuniones de manera urgente con las bases de los distintos movimientos, para ir afinando el momento decisivo del paro y la huelga generales. Hay que recuperar las lecciones del 2006, donde se tuvo al alcance el impedir el fraude electoral, pero una política sectaria y reformista (en algunos casos traidora) por parte de las “dirigencias” del Movimiento Obradorista, y la APPO, impidieron la derrota de Calderón a pesar del deseo y acciones de las masas para construir la unidad que permitiera detenerlo. También debemos recordar como en momentos como estos la unidad del pueblo y los trabajadores es más posible que nunca. Si debemos empezar a levantar soviets (asambleas o consejos de representantes) en los próximos días y meses, no podemos tener titubeos. Seguramente habrá quien quiera llevar esto exclusivamente por las vías parlamentarias, pero también los hechos del 2006 han mostrado los límites y alcances de los partidos reformistas, y que tan grave es depositar la confianza de los trabajadores en ellos. A fin de cuentas, no se descarta su participación, pero si debemos decir que es inútil sin una fuerte presión de las masas, y sin que ellas los dirijan a ellos. De otra forma la traición y la entrega de los movimientos esperan a la vuelta de la esquina. (¿Espera realmente alguien que bajo las condiciones actuales AMLO dirija la Huelga General?)
Hay un punto central que no podemos dejar de lado y que debemos debatir con nuestros compañeros electricistas y es que debemos exigir e impulsar que los trabajadores participen ampliamente en las tomas de decisiones y administración de LyFC, por medio de órganos electos democráticamente, esto es: llamar a crear un control obrero para desterrar la corrupción y el maltrato a los usuarios, que es una de las brechas a cerrar en lo venidero.
En los próximos días no se puede sino esperar un ascenso de la lucha de clases en nuestro país, y es momento de que todos y cada uno de nosotros acuda al lugar que le corresponde. Hombro con hombro y codo con codo con los trabajadores electricistas en la defensa de LyFC y el Sindicato Mexicano de electricistas. La insurrección no puede ni debe descartarse.
¡Todos a construir los comités de defensa del SME en las colonias y comunidades!
¡Que viva la huelga General!
¡Que viva la lucha de clases!
Grupo Marxista Revolucionario. Oaxaca-DF.
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