lunes, 7 de diciembre de 2009

Toma simbólica de instalaciones, ¿la contención de clase debilitada?

Escrito por Jesús Valdez



El día 4 de noviembre de 2009, en una hábil maniobra reformista de contención, el CC del SME declarara que el día 11 se recuperarían pacíficamente las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, por miedo a las posibles represalias del Estado en su contra. Desde entonces no ha podido entender lo que significa una toma de instalaciones real, el hambre de las familias esmeístas es real, no simbólica.

Estas declaraciones son una pequeña muestra de que los trabajadores haremos retroceder paso a paso a los vacilantes, a aquellos que llamaron provocadores a los compañeros colaboradores del Grupo Marxista Revolucionario por el sólo hecho de ser del SME y exigir su derecho a voz ¡en las asambleas de su propio sindicato!.


El 24 de octubre se convocó a integrar un frente nacional de lucha, donde los miembros de base del SME reclamaron acciones más radicales (así como la posición mayoritaria de la 1ª, 2ª, y 3ª Asamblea Nacional de Resistencia Popular), al respecto, citamos el diario La Jornada del día 25 de  octubre, página 3:

Durante la asamblea, los electricistas insistieron en llevar el plan de acción a otro terreno. Unos exigieron la huelga, mientras otros propusieron –con gritos desde su asiento o en corto frente a su líder– la toma de carreteras o apersonarse en las instalaciones de LFC, enfrentar a las fuerzas federales y recuperar su fuente de empleo.



Esparza les pidió no dejarse enganchar en actos de provocación del gobierno, porque la lucha del SME es pacífica. “No podemos enfrentar al Ejército ni a la policía porque también son pueblo […] ¡Podemos salir adelante si mantenemos este movimiento nacional!”, dijo.


En primer lugar, los compañeros que más tarde tomaron carreteras, cerraron avenidas, etcétera no fueron agentes provocadores como tanto lo advertía el CC del SME. El 7 de noviembre, Humberto Montes de Oca (secretario del interior del SME) fue inclusive más lejos rayando en la locura:

 Humberto Montes de Oca, secretario del interior, y Fernando Amezcua, vocero del SME, adjudicaron los roces ocurridos la víspera (en instalaciones de Luz y Fuerza del Centro en Hidalgo) a los provocadores del gobierno e inclusive a algunos ajenos a éste. Lo anterior, en referencia a los electricistas disidentes encabezados por Alejandro Muñoz, opositores a Martín Esparza.

En consecuencia, el sindicato se deslindó de cualquier choque con la Policía Federal porque, afirmó, los acuerdos del SME y los tomados por un grupo de organizaciones solidarias son en torno de la resistencia civil pacífica.




Esto es una falacia, el error que hemos cometido es no impugnar en los resolutivos el carácter pacífico del movimiento, es realmente lamentable que el Comité Central abra la boca sin tener conocimiento de lo que dice, peor aún cuando divide a la clase trabajadora, a continuación una entrevista a un compañero trabajador sobre lo ocurrido en Juandho que se puede encontrar y descargar en las siguientes direcciones:



Como podemos escuchar, responder a la provocación de la PFP fue una respuesta mayoritaria y masiva, la revolución no es un juego de té, a veces adquiere cauces violentos, otras veces pacífico, otras veces legal, otras económicos y políticos, etcétera. La provocación vino de las fuerzas de la  PFP, no de los trabajadores que actuaron en legítima defensa; esto lo tuvo que reconocer el mismo Esparza. Al final de la entrevista se puede escuchar decir al compañero: “Los representantes del sindicato, se están viendo muy flojos, nosotros hay que tomar decisiones fuertes, empezar a retomar nuestras instalaciones tomar las riendas, para que no nos tomen de nuestros pendejos”. Esta formulación paciente, refleja las verdaderas aspiraciones de la mayoría que componemos la Asamblea Nacional de Resistencia Popular, refleja en estas sencillas palabras la comprensión de la importancia de la disciplina interna, de la acción directa de masas, de una política decidida, no tibia ni traidora como aquellos que acusaban a nuestros 500 camaradas de “paramilitares”, esta no fue una acción del gobierno, sino del movimiento obrero vivo y real, NO SIMBÓLICO. Si tú Amezcua y Montes de Oca no lo quieren entender, es su problema, pero los miembros del GMR estamos con el movimiento para defender a nuestros camaradas del SME, no para calumniarlos.


El día 7 de octubre, miembros del Grupo Marxista Revolucionario y de la COSID, asistimos a una reunión convocada por la Liga de Trabajadores al Socialismo (LTS), donde nos encontramos con más camaradas electricistas que abordaron lo ocurrido en Juandho en la misma línea verídica que se ha dado a conocer en todo el movimiento con pruebas bien fundadas y más de 500 testigos - partícipes. Somos testigos de cómo los “dirigentes” que más bien son contensores y obstáculos para el movimiento van perdiendo terreno ante los métodos revolucionarios, no es casualidad que a Fernando Amezcua no pudiera ocultar su miedo cuando en la 2ª Asamblea Nacional de Representantes Estudiantiles resolvimos impulsar bloqueos conjuntos en todas las avenidas del Distrito Federal y a nivel nacional, no supo  qué decir de nuestras críticas a la “falta colectiva” y la resistencia pasiva. El PAN y el CC del SME no querían que cerráramos avenidas, en próximas fechas Calderón enviará una iniciativa a la Cámara de Diputados para prohibir las huelgas, destruir los contratos colectivos mediante la llamada reforma laboral, y declarar ilegal cualquier tipo de manifestación obrera, estas medidas profundizarían un periodo de reacción que inició con la represión contra los pueblos, luego con la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. El siguiente paso será un suicidio para el calderonismo, pero que Calderón caiga es nuestra responsabilidad, defender la huelga ahora que podemos, no nos vaya a pasar como a Martín Esparza y el CC del SME que nos decía en las primeras semanas de octubre de 2009 que bajar el switch e irse a huelga convocando a la defensa del SME desde la última semana de septiembre era una medida ultra, cuando la PFP ya rodeaba las instalaciones de su local sindical.

La toma de instalaciones ya es una medida que empuja con la fuerza del movimiento obrero nacional, esta propuesta fue llevada por el GMR desde los primeros días del secuestro estatal, el que suscribe hizo un llamado público a través de boletinciudadano.blogspot.com a recuperar las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro con fecha 13 de octubre de 2009. En su momento fue tachada de “provocación” cuando los miembros del SME hicieron suya esta consigna, nosotros, desde el GMR optamos por el debate público, por el diálogo entre camaradas; lo que si nos parece una abierta provocación es el hecho de que se nos arrebaten nuestros volantes por criticar al Secretario General del SME, Martín Esparza, como si  este fuera un engendro traído directamente desde el cielo enviado nada menos que por Dios Padre. La critica fraterna es de camaradas, la censura y las golpizas son de esquiroles y traidores al movimiento obrero.

Hoy por hoy nuestras posturas, son abrazadas por todo el movimiento obrero, desde la toma de instalaciones, nuestro programa, la recuperación de la fuente de trabajo, la creación de un paralelo de APPO a nivel nacional, es decir al menos donde tiene presencia el SME, y próximamente elaboraremos un volante con motivo del 95 aniversario del Sindicato Mexicano de Electricistas retomando sus tradiciones de lucha como la huelga general y la política de expropiaciones (en particular de las Productoras Independientes). La pregunta es ¿por qué el CC ataca y descalifica cualquier propuesta que no venga de su boca?, por la sencilla razón que no quiere que el movimiento vaya más allá, por la sencilla razón que no es capaz de ganarnos un debate público, porque no quiere una toma real y mucho menos la recuperación de la fuente de trabajo, a propósito, esperamos que no vean como provocación preguntar que le están haciendo a todo el dinero de los acopios, pues como miembros de la Asamblea Nacional de Resistencia Popular no hemos recibido ningún informe y nadie tiene idea a donde va a parar.

Si de algo nos pueden culpar, es de provocar la revolución socialista y una nueva revolución de octubre


¡Abajo Calderón y su decreto liquidatorio!


¡Huelga general y recuperación de la fuente de trabajo con la fuerza del movimiento obrero nacional ya!


22 de noviembre de 2009




*Notas. 

1. A propósito de los bloqueos del 11 de noviembre de 2009, al PAN le urge poner en la mesa de discusión prohibir los cierres de avenidas totales y regular las marchas; defendamos los contratos colectivos, lo peculiar de este periodo es que hasta los métodos de lucha tradicionales de nuestra clase debemos defender.

2. Sobre ganar a los soldados "porque también son pueblo", es necesario dar un repaso a las palabras de Trotsky:

Desde luego, con todo esto no se trata de una victoria puramente militar de los insurrectos sobre las tropas del gobierno, que ganarán sin duda alguna, por la fuerza material, por lo que la cuestión principal en este aspecto se refiere al estado de espíritu y a la actitud del ejército. Si no hubiera una afinidad de clase entre los combatientes de ambos bandos, sería imposible la victoria de la revolución, teniendo en cuenta la técnica militar actual. Pero también sería un sueño pretender que “el paso del ejército al lado del pueblo” pueda llevarse a cabo como una manifestación pacífica y simultánea. Las clases dirigentes, para las que el problema es una cuestión de vida o muerte, no cederían nunca sus posiciones en virtud de razonamientos teóricos respecto a la composición del ejército. La actitud política de la tropa, esa gran incógnita de todas las revoluciones, no se manifiesta claramente más que en el momento en que los soldados se encuentran cara a cara con el pueblo. El paso del ejército a la revolución es primero una transformación moral pero los medios morales por sí solos no servirían para nada. Hay, en el ejército, corrientes diversas que se entrecruzan y se cortan: sólo una minoría se declara conscientemente revolucionaria, la mayoría duda y se deja empujar; no es capaz de deponer las armas o de dirigir sus bayonetas contra la reacción más que cuando empieza a advertir la posibilidad de una victoria popular, y esta fe no puede proceder sólo de la propaganda. Es preciso que los soldados vean con toda claridad que el pueblo se ha echado a la calle para una lucha decisiva, que no se trata sólo de una manifestación contra la autoridad sino de derribar al gobierno.


Entonces, y solamente entonces, se da el momento psicológico en que los soldados pueden “pasarse a la causa del pueblos. Así, la insurrección es, esencialmente, no una lucha “contra” el ejército, sino una lucha “por” el ejército. Si la insurrección continúa, aumenta y tiene posibilidades de éxito, la crisis de transformación en los soldados estará cada vez más cercana.


Una lucha sin grandes proporciones, basada en la huelga revolucionaria —como la que hemos visto de Moscú— no puede por sí misma dar la victoria, pero permite, en cambio, probar a los soldados y, tras un primer éxito importante, es decir cuando una parte de la guarnición se ha unido al levantamiento, la lucha por pequeños destacamentos, la guerra de guerrillas, puede transformarse en el gran combate de masas, donde una parte de las tropas, sostenida por la población armada y desarmada, combatirá a la otra parte, rodeada del odio general. En virtud de las diferencias de origen y de las divergencias morales y políticas existentes entre los elementos de que se compone el ejército, el paso de ciertos soldados a la causa del pueblo significa ante todo un conflicto entre dos fracciones de la tropa, como hemos visto en el mar Negro, en Kronstadt, en Siberia y en la región de Kuban y, más tarde, en Sveaborg y en otros muchos lugares. En estas circunstancias diversas, los instrumentos más perfeccionados del militarismo, como fusiles, ametralladoras, artillería pesada y acorazados, pasaron con facilidad de las manos del gobierno al servicio de la revolución.


Tras la experiencia del Domingo Sangriento de enero de 1905, un periodista inglés, Arnold White, emitió el genial juicio de que, si Luis XVI hubiese tenido unas cuantas baterías de cañones Maxim, la revolución francesa habría fracasado. ¡Qué lamentable superstición! Este hombre se imagina que las posibilidades de la revolución pueden medirse por el calibre de los fusiles o por el diámetro de los cañones. La revolución rusa ha demostrado una vez más que no son los fusiles, los cañones y los acorazados los que, en último término, gobiernan a los hombres, sino todo lo contrario: son los hombres los que gobiernan a las máquinas.



1905, conclusiones


http://boletinciudadano.blogspot.com/2009/10/1905-conclusiones.html


                                                                                                                                                


Véase también













DESPUÉS DE LA TOMA: ¡A RECUPERAR LA FUENTE DE TRABAJO!















CALDERÓN: QUITA TUS ASQUEROSAS GARRAS DEL SME, ¡FUERA PFP!








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